Los mails que no mandas dicen mucho de ti

Todos nos frustramos, nos enojamos, nos deprimimos en algunos momentos inevitablemente. El tema no es sentir una o otra emoción, lo importante es cómo nos comportamos frente a ellas.

Muchas veces sentí mucha frustración por algún tema profesional, al punto de sentirme muy enojado y con ganas de transmitir todo lo que pensaba a la persona responsable.

Generalmente nunca funciona comunicarse con alguien en un estado de emoción absoluto. Me corrijo, *nunca* funciona la comunicación profesional que está totalmente cargada de emoción. En ese momento de enojo, tu cerebro está cargado de emociones, confundido, perdido, mezcla los razonamientos y las ideas.

Pero por otro lado, si no materializamos esos pensamientos, no logramos “pasar la página”. Por eso en mi opinión, la mejor recomendación es:


💡 Si estás enojado, escribí todo lo quieres decir al otro en un mail o Whatsapp, pero no lo mandes

Escribir el mensaje nos ayuda en:

  • Parar el loop de pensamientos del cerebro: al materializar lo que queremos decirle al otro algunas ideas se empiezan a ordenar y de a poco va bajando la necesidad de un loop infinito de razonamientos al respecto.
  • Sentir que ya dijimos lo que queríamos decir: en cierta forma “engañamos” a nuestra cabeza y “sentimos” que nos comunicamos con el otro, aunque en realidad todavía no enviamos nada.
  • Perspectiva: tenemos la chance de ver desde afuera como suena lo que queremos decir, al leernos a nosotros mismos nos estamos escuchando y viendo desde afuera con un poco más de perspectiva.
  • El efecto UNDO o deshacer: como en un archivo de Excel o Word, podemos esperar un día más para re-ver lo que escribimos y con la cabeza en frio volver atrás todo lo que no tenía sentido.

 

Este último punto es el más importante, porque le enseña al cerebro que es mejor esperar. Al otro día, cuando vemos el texto y sentimos vergüenza de nosotros mismos, registramos en nuestro cerebro que es mejor no ser esa persona impulsiva que deja que el enojo controle sus acciones.

Cuando leemos cualquier texto en frio, naturalmente nos enfocamos en lo que suma y eliminamos lo que no suma. Es algo simple y fácil, sin esfuerzo detectamos esos comentarios que no agregan valor y solamente restan en la comunicación. Pero, en “caliente” o enojados es casi imposible esa distinción.


La tarea que me propuse a mi mismo


Me propuse guardar esos mails que nacen para no enviarse, así en algún momento puedo agendar un segundo encuentro con ellos y reforzar este aprendizaje.

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